FÓRMULA MAGISTRAL
Salí del juicio, abatida. El juez
concedió la custodia de las niñas a mi ex marido.
Nunca
maltraté a mis hijas. ¿Por qué me odia tanto?, ¿Porque no soy de su condición?,
¿Porque soy extranjera?
No
entiendo el odio. Se odia por la raza, por intereses contrapuestos, por dinero
o simplemente por hacer daño. Se odia por sistema.¡¡¡ Mis hijas!!!
Caminé
sin rumbo. Pasé por un parque y me senté en un banco. Me quedé dormida. De
repente me vi vestida con un extraño atuendo negro, rodeada de frascos,
probetas… ¡Era Harry Potter! Estaba en una habitación iluminada por grandes
cirios. Tenía un negocio que consistía en crear jueces. Conseguí la fórmula
magistral. Mezclé cuatro gotas de materia gris de la especie Vicente Ferrer; tres gotas mas una de Nelson Mandela; tres gotas mas una de Kofi Annan y dos gotas mas dos de Teresa de Calcuta. Eliminé una gota de
la especie Intolerancia-rencor-odio
por intentar mejorar la fórmula. Se dispararon mis ventas. Contraté a bastante
gente para realizar distintos turnos de trabajo. A mis empleados les pagaba con
boletos canjeables por bienestar y felicidad en la entidad bancaria de los
deseos. Estaba satisfecha con mi oficio.
¿Mis
hijas conmigo?
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